La música y la filosofía son expresiones humanas que han dialogado pocas veces. Ambas anhelan alcanzar la certeza absoluta, la unidad del mundo como manifestación estética, o quizás tan sólo, unidad. A través de breves reflexiones dejamos que el ser de la música y el ser de la filosofía se abran a nuestro entendimiento, y que a través de esta apertura, ese carácter añadido que llamamos humanidad sea asequible, aunque sea sólo en forma de aforismos o en el breve interludio de arpas eternas, absolutas. Este domingo en Discomancia exploramos estos caminos divergentes, de senderos que se bifurcan pero que retornan siempre, a la apertura, a lo uno, al mundo.
4.1.09
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